El pueblo le lloró a Mario Moreno

CIUDAD DE MÉXICO.

Las risas provocadas durante siete décadas se convirtieron en llanto el 20 de abril de 1993, cuando el mundo se conmocionó con el fallecimiento de Mario Moreno Cantinflas, quien perdió la batalla

contra el cáncer de pulmón a los 81 años de edad.

El pueblo se volcó a las calles para darle el último adiós al Mimo de México. Fanáticos de todas las edades buscaban despedirse del artista al paso de la carroza con sus restos, en unas escenas que no han vuelto a repetirse.

México llora la muerte del cómico más popular del cine hablado en español”, se podía leer en los diversos diarios internacionales que daban testimonio del hecho histórico.

El actor, nacido el 12 de agosto de 1911, dejaba detrás una brillante trayectoria que inició en las carpas y se trasladó a cada uno de los medios que contaron la historia del siglo XX: el radio, el cine y la televisión, pero, también, una vida personal marcada por la tragedia.

Hizo a un lado todo para entregarse a su pasión: la actuación. Con la historia de su vida se podrían escribir cientos de libros, varias temporadas de series de televisión y decenas de documentales, así como un puñado de películas tal y como sucedió con la biopic Cantinflas, estrenada en 2014 bajo la dirección de Sebastián del Amo.

Más de 20 películas como protagonista y un personaje icónico, en el que convergía la idiosincrasia mexicana con la gracia, el desenfado, la ignorancia, la espontaneidad y el ingenio que nos caracteriza, lo convirtieron en una leyenda del cine y en uno de los hombres más entrañables del país.

Pero también en uno de los personajes más respetados fuera de nuestras fronteras, y en uno de los favoritos de otro de los genios de la comedia: Charles Chaplin, quien cuenta la leyenda que un día, tras reconocerlo en los estudios Paramount Pictures, de Los Ángeles, le dijo que él era en realidad “el mejor cómico del mundo”.

A esa anécdota, hay que agregar el triunfo que Mario Moreno consiguió el 28 de febrero de 1957 al ganar el Globo al Mejor Actor en Comedia o Musical por su interpretación de Passepartout en La vuelta al mundo en 80 días.

Cuatro años después, la misma Asociación de Prensa Extranjera en Hollywood le entregó un Globo de Oro en reconocimiento a su trayectoria, que incluye joyas como Ahí está el detalle, El supersabio o El bolero de Raquel, por mencionar algunos dirigidos por Juan Bustillo Oro o por Miguel M. Delgado, con quien rodaría la mayoría de su filmografía.