El Golden Boy yucateco, de aquella zurda privilegiada

CIUDAD DE MÉXICO.

Los Ángeles de Puebla le pegaron al gordo al firmar a Fernando Valenzuela en 1977. La directiva del equipo encabezada por Jaime y Vicente Pérez Avellá, desembolsó sólo 20 mil pesos para obtener al pitcher y a un catcher codiciado. El zurdo de Etchohuaquila desarrolló en dos años un talento que los Dodgers de Los Ángeles valoraron en 120 mil dólares, 100 mil de esa cantidad fueron para el conjunto poblano.

Valenzuela se abotona orgulloso la franela con la leyenda de Salón de la Fama en el pecho y se dirige hacia el micrófono. En su primer discurso como inmortal, el pasado 13 de noviembre, hay un personaje que no olvida: Raúl Cano.

El famoso lanzador fue descubierto por Cano en septiembre de 1977 durante un try out realizado en el estadio de los Mayos en Navojoa. El enviado de Los Ángeles de Puebla observó a un pitcher con gran prestancia en la loma.

Fernando tenía 16 años con 10 meses. Era un muchacho sumamente delgado y en aquel entonces no tenía una gran velocidad”, recuerda Cano. “Se le notaba una soltura en su brazo, un movimiento de su muñeca que le daba facilidad para tirar curva y aprender otros pitcheos. Tenía una prestancia en la loma que impresionaba”, agrega el exlanzador y buscador de talento al recordar esas pruebas en las que observó a una decena de peloteros, quienes acaban de representar a Sonora en el torneo nacional de primera fuerza.
Hablé con el padre de Fernando, con el señor Avelino Valenzuela, no hubo ninguna objeción de firmarlo para la organización de los Ángeles de Puebla. Le solicité a la familia Pérez Avellá que me enviara 20 mil pesos para darles de regalo a estos muchachos por firmar y los repartí entre los dos.
Luego lo mandamos para que tirara su primera pelota como profesional en el equipo de Tepic de la Liga Norte de México. Posteriormente a Guanajuato en la Liga Central, luego a San Luis Río Colorado en la Liga Norte de Sonora. En 1979 fue prestado a los Leones de Yucatán de la Liga Mexicana”.
Raúl Cano define a Valenzuela como un “súper dotado que fue tocado por Dios”.

Luego de ganar la Serie Mundial, el Cy Young y Novato del Año con los Dodgers, reportó para jugar con Mayos de Navojoa, yo era el manager. Nos pidió  lanzar solamente en los juegos de local. El estadio era insuficiente para ver no sólo al mejor beisbolista de México, sino al mejor beisbolista de las Grandes Ligas en ese momento.”