Washington y Nueva York., Los próximos seis meses de negociaciones para extender el Tratado de Libre Comercio México, Estados Unidos y Canada (T-MEC) estarán repletos de ruido y amenazas, pero al final se logrará renovar el acuerdo, siempre y cuando el presidente estadunidense, Donald Trump, pueda declarar que obligó a sus dos socios a ofrecer concesiones mayores, coinciden varios expertos sobre comercio entrevistados en Estados Unidos.
Sin embargo, cada día se generan nuevas dudas sobre el T-MEC. “Nuestra relación económica con Canadá es muy, muy diferente a nuestra relación económica con México”, afirmó Jamison Greer, el representante de Comercio de Estados Unidos, en un foro del Atlantic Council en Washington el pasado miércoles. Consultado sobre el posible curso de las negociaciones, respondió: “¿Podría ser que nos salgamos? Sí. ¿Podría ser modificado? Sí. ¿Podría ser renegociado? Sí. Todo eso está sobre la mesa”.
Y casi todas las semanas el propio presidente siembra dudas y especulaciones sobre si prosperará el tratado trilateral.
La pregunta para los observadores es si Trump o su negociador comercial Greer están diciendo todo esto en público como parte de su estrategia de negociación o si están describiendo la realidad objetiva. Muchos expertos en asuntos comerciales creen que es parte del juego de la negociación y suponen que si al final, Trump puede caracterizar el resultado de las negociaciones como un triunfo personal, el T-MEC será renovado.
“La mejor señal de que no busca reventar esto (el T-MEC), aunque probablemente lo afirmará repetidamente como una manera de ganar ventaja, es que ha dejado que las importaciones que cumplen con el T-MEC sigan ingresando exentas de impuestos”, afirmó una veterana experta en asuntos de comercio internacional en entrevista con La Jornada.
Subrayó que esto es significativo, ya que es la única excepción entre los 19 países con los que Estados Unidos tiene acuerdos comerciales; todos los demás ya están enfrentando aranceles más elevados. Más de la mitad de todos los productos que ingresan a Estados Unidos desde México y Canada siguen llegando sin impuestos, agregó.
Que el T-MEC será renovado también fue la conclusión de expertos en comercio de los gobiernos y el sector privado de México y Estados Unidos convocados al foro del Atlantic Council. Múltiples ponentes de los sectores empresarial, sindical, académico y ONG compartieron la misma impresión durante tres días de audiencias públicas convocadas por la oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR) la semana pasada. A pesar de la diversidad de opiniones, no expresaron preocupación de que el acuerdo no se extienda.
¿Y las amenazas de Trump y Greer de que Estados Unidos podría negociar acuerdos bilaterales separados con México y Canadá? “A la gente se le olvida que Estados Unidos y México básicamente negociaron solos el T-MEC en 2020. Canadá estaba jugando un juego evasivo; no llegaban a las pláticas, no acordaban sobre nada”, cuenta Lori Wallach, directora de la organización especializada Rethink Trade y participante en los debates y negociaciones desde el primer acuerdo trilateral, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). “Llegó un momento en que el entonces representante de Comercio estadunidense, Robert Lighthizer, básicamente dijo: ‘Bueno, Canadá, escucha: Estados Unidos y México harán x, y y z, y ya tenemos listo el acuerdo. Se pueden sumar o pueden irse a su casa’. Canadá se sumó al acuerdo”.
Se está intensificando el debate público sobre qué modificaciones debería exigir Estados Unidos a México y Canadá. Los testimonios públicos en el USTR, la semana pasada, incluyeron llamados a que México mejore su coordinación en asuntos transfronterizos y aduanales, mayor regulación de contratos en el sector privado, cumplimiento más estricto de leyes laborales y protección para trabajadores sindicalizados, entre muchas más. “Los inversionistas deben tener certeza de que si firman un contrato se cumplirá con el estado de derecho. Están creciendo las preocupaciones sobre la reforma judicial”, comentó Kristie Pellecchia Loiacoano, directora administrativa en Pickwick Capital Partners, en el foro del Atlantic Council.
Sin embargo, Luis Gutiérrez, subsecretario de Comercio Exterior de Mexico, afirmó en ese foro vía remota que el tema de la reforma judicial no fue abordado por el gobierno de Trump. “Con el embajador Greer nunca hablamos de la reforma judicial. No están preocupados por eso”.
La reforma energética en México ha sido otro tema de conversación entre representantes industriales. “El T-MEC ha sido fantástico para el comercio energético, particularmente para Estados Unidos”, comentó David Goldwyn, ex funcionario del Departamento de Estado que ahora encabeza su propia empresa de consultoría en el sector de energía. Explicó al Atlantic Council: “México es nuestro destino número uno para nuestro producto, casi 1.2 millones de barriles al día, y nuestro destino número uno para gas”. No obstante, señaló que, como resultado de los cambios en el sector energético, empresas estadunidenses no gozan de acceso igualitario para invertir en México. Goldwyn y otros no creen que México cambie su esquema constitucional sobre energía, pero confían en que una mayor presión permitirá más acceso de empresas estadunidenses.
“Indudablemente ocurrirá la lucha usual sobre el acceso de empresas extranjeras al petróleo de México”, coincidió Wallach, de Rethink Trade. “Es un evento que tiene que ocurrir cada vez que hay una negociación. Pero una batalla real que es un problema para el gobierno de Trump es el capítulo digital del T-MEC”. Señaló que las reglas del capítulo 19 del T-MEC que otorgan derechos especiales a las grandes empresas de tecnología están en conflicto con muchas de las leyes estatales recién promulgadas en Estados Unidos, que garantizan a dueños individuales el “derecho a la reparación” de equipo agrícola y vehículos, entre otros.
Otro tema enorme es el desequilibrio comercial entre Estados Unidos y México, y la acusación de que empresas chinas y de otras partes del mundo usan México como “puerta trasera” para ingresar sus productos libres de aranceles. “Trump aún es vulnerable porque prometió reducir el déficit comercial. Pero se ha incrementado”, indicó Wallach. La decisión del gobierno de México de incrementar aranceles sobre productos chinos es un buen primer paso, pero eliminar o al menos reducir de manera significativa el déficit comercial estadunidense de 171 mil millones de dólares con México no es nada fácil, señaló.
Funcionarios mexicanos y estadunidenses se reúnen de manera regular para trabajar en la renovación del acuerdo. El próximo indicador público sobre el rumbo de estas negociaciones será el 2 de enero de 2026, cuando el gobierno de Trump debe presentar al Congreso un análisis de actual T-MEC y algunos de los cambios que el gobierno buscará en la renegociación.