Washington y Nueva York., Empresas multinacionales, cámaras de comercio, granjeros y sindicatos de Estados Unidos, así como organizaciones empresariales y de trabajadores en México han enviado más de mil comentarios públicos que buscan influir en las negociaciones en este país para renovar el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y aunque el cabildeo en privado mediante contribuciones de todo tipo –por ejemplo, para el Salón de Baile de la Casa Blanca– podría tener efectos directos, las posturas formales ofrecen un mapa de los diversos intereses en las negociaciones comerciales con México y Canadá.
La fecha límite para estos comentarios formales fue ayer, día en que el influyente consejo empresarial Chicago Council on Global Affairs difundió una encuesta según la cual 75 por ciento de los entrevistados coinciden en que el T-MEC es positivo para los estadunidenses, quienes “piensan que Estados Unidos está mejor económicamente cuando las tres naciones trabajan de manera conjunta y que el comercio tanto con Canadá como México fortalece la seguridad nacional de Estados Unidos”.
El sondeo también registró percepciones positivas sobre ambos socios comerciales. Canadá obtuvo 73 en una escala de 100 y México, 58.
Sin embargo, la opinión pública no será lo que guiará a los negociadores estadunidenses con sus dos socios, como tampoco fue el caso en negociaciones comerciales previas.
La Jornada cubrió las primeras negociaciones para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte en la década de 1990. En ese entonces reportamos que el acceso directo y privado al entonces presidente George W. Bush y los legisladores más influyentes fue mucho más importante en el proceso de negociación que la opinión pública, la cual estaba dividida.
No obstante, el plazo que concluyó hoy para recibir comentarios públicos sobre el T-MEC marca el inicio de la siguiente fase de un proceso al que seguirán audiencias públicas programadas para iniciarse el 17 de noviembre (si es que el gobierno federal reanuda operaciones para entonces) y continuará hasta que el gobierno de Donald Trump someta al Congreso el informe requerido sobre cómo planea proceder con las negociaciones a partir de enero de 2026.
Representantes de los tres gobiernos tienen prevista una primera reunión formal el primero de julio de 2026 para realizar una evaluación conjunta del T-MEC.
Los comentarios públicos recibidos hasta ayer ofrecen un panorama de algunos temas que estarán en la negociación. Muchas de las preocupaciones expresadas se enfocan en el uso de aranceles por el gobierno de Trump. General Motors, por ejemplo, propone dar continuidad a la producción norteamericana de automóviles con comercio exento de aranceles entre los tres países, aunque también solicita mayores esfuerzos para evitar que empresas chinas usen a México como entrada al mercado estadunidense.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos y la poderosa asociación empresarial Business Roundtable –integradas por las industrias manufactureras y financieras más grandes del país– están plenamente a favor de renovar el tratado trilateral, pero solicitan que el gobierno estadunidense imponga un requisito a México para cambiar su impuestos sobre servicios digitales y financieros y modificar leyes que dan prioridad a empresas energéticas paraestatales sobre las privadas.
“Las reformas judiciales de México dañan la confianza de inversionistas”, afirma la Business Roundtable, y ambas agrupaciones empresariales consideran que las reformas en telecomunicaciones, industriales y judiciales en México deben modificarse.
Todos los comentarios públicos pueden ser consultados en https://comments.ustr.gov/s/docket?docketNumber=USTR-2025-0004
Además de estas dos organizaciones empresariales, otros sectores también desean cambios específicos en México. La Asociación Nacional de Cultivadores de Maíz insta al gobierno de Trump a “dejar claro que México no puede promulgar políticas o tomar acciones que prohíban o limiten el comercio en biotecnología agraria por razones no basadas en la ciencia, incluyendo razones culturales o económicas”.
La Asociación Nacional del Café insta a aplicar aranceles “cero”, sobre todo al comercio de café, mientras los Empacadores de Cítricos de Florida están preocupados por que “toronja mexicana de baja calidad” sea importada a Estados Unidos.
El grupo de asesoría sobre comercio del sindicato nacional siderúrgico United Steelworkers tiene una de las listas más extensas de recomendaciones, muchas enfocadas en los “serios fracasos del gobierno de México” para aplicar leyes que protegen los derechos de organización de trabajadores y la protección del medio ambiente. “Hay una falla fundamental y sistemática en la manera en que el gobierno de México aborda sus compromisos laborales”, escribió la organización gremial. Acusa que sindicatos controlados por patrones siguen representando a la mayoría de los trabajadores en México. “Violencia y represalias persisten: trabajadores son sujetos a agresiones, listas negras y cierres de instalaciones cuando intentan organizarse en sindicatos independientes”.
Pero los comentarios en Estados Unidos no provienen sólo de sindicatos y agrupaciones empresariales. La Federación Obrera Nacionalista en México solicitó que el gobierno estadunidense amplíe el uso del mecanismo de respuesta rápida del acuerdo para sancionar a empresas en México que cometen “violaciones a los convenios fundamentales de la Organización Internacional de Trabajo”.
La Industria Nacional de Autopartes, AC, en la Ciudad de México, la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, el Consejo Farmacéutico Mexicano y las cámaras Nacional de la Industria del Hierro y del Acero y Minera de México también sugirieron al gobierno estadunidense cambios que Washington podría solicitar en el T-MEC.
El universo de intereses que participan con sugerencias y recomendaciones para la revisión estadunidense del T-MEC incluye desde un representante del “Partido Socialdemócrata Cubano en el Exilio” que desea emplear el tratado para prohibir la cooperación médica de México con Cuba hasta algo llamado “Servicios internacionales de Cremaciones en Cementerios”, que desea que se adopte el uso de ciertos materiales en los funerales.
Es imposible medir el impacto que tendrán estos comentarios sobre la negociación trinacional, sobre todo con un gobierno en el cual las decisiones sobre política comercial están centralizadas en un solo hombre. De hecho, funcionarios de la oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) que están examinando estos comentarios informaron a un funcionario de un gobierno extranjero consultado por La Jornada que la única persona que tomará las decisiones en este proceso es Trump, y nadie más podría garantizar el resultado.