La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo aseguró que en una nueva llamada con el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acordó una nueva prórroga arancelaria, a unos días de que venciera el plazo otorgado por el mandatario de Estados Unidos, el 1 de noviembre. Con esta llamada, ya suman cuatro pausas arancelarias que ha logrado la mandataria.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum Pardo dijo que el sábado sostuvo una breve conversación con el republicano, en la que quedó descartado que el próximo 1 de noviembre entren en vigor los aranceles de 30 por ciento anunciados en julio, “sí; es decir, seguimos trabajando y no hay ninguna situación, por lo pronto, en donde pudiera haber el 1 de noviembre algún arancel especial”, declaró.
La mandataria no precisó el tiempo de la pausa de los gravámenes, pero sostuvo que este tiempo de gracia servirá para trabajar en las 54 barreras comerciales que Estados Unidos argumentó contra México.
“Entonces, acordamos hablarnos nuevamente en algunas semanas, porque prácticamente estamos ya cerrando este tema, porque finalmente el 1 de noviembre se cierra aquel plazo que nos habíamos puesto ambos de tres meses. Entonces, hablé el sábado, una conversación muy breve; y acordamos que en unas semanas más nos volveríamos a hablar. Solamente hablamos, esencialmente, del tema de lo comercial; y acordamos que sigan trabajando”, añadió.
Y recordó que cuando se acordó la prórroga pasada, Trump comentó que estarían hablando dentro del periodo de 90 días de la pausa arancelaria. “Voy a recordar lo que él (presidente Donald Trump) subió, ‘Hablaremos con México durante los próximos 90 días con el objetivo de firmar un acuerdo comercial dentro de ese plazo o incluso más’; entonces, lo que acordamos es que estamos trabajando, que vamos muy bien, y en unas semanas nos volvemos a llamar”.
Al consultarle si durante la conversación del 25 de octubre abordaron los asuntos migratorios sobre los que ambos también han diferido, Sheinbaum Pardo respondió: “Ya prácticamente no tocamos ese tema. Tenemos un entendimiento”.
Destacó que en la llamada ambos concordaron en que la relación marcha en buenos términos en distintos temas, como el de seguridad, “siempre hay lo que pueda ocurrir con el presidente Trump, pero fue una llamada cordial. Y los dos acordamos en que íbamos muy bien, incluso dijimos: ‘Vamos muy bien en los temas de seguridad, en los temas de migración y en el tema de comercio’, acordamos”.
Esta pausa logra frenar de nueva cuenta, las tarifas anunciadas el 12 de julio por el presidente estadounidense cuando envió una carta a su homóloga mexicana y le notificó que aplicaría aranceles de 30 por ciento tras señalar que, a pesar de la “sólida relación” entre ambas naciones, y de la ayuda que México brindaba para “asegurar la frontera” y combatir el tráfico de fentanilo y a los cárteles del narcotráfico, no era suficiente.
“México todavía no ha detenido a los cárteles que están tratando de convertir toda América del Norte en un patio de recreo de narcotraficantes. Obviamente, ¡no puedo permitir que eso suceda! A partir del 1 de agosto de 2025, cobraremos a México un arancel del 30 por ciento sobre los productos mexicanos enviados a los Estados Unidos, aparte de todos los aranceles sectoriales”, indicó el mandatario en ese momento.
Días después, el 31 de julio, Sheinbaum Pardo tras mantener una conversación con Trump, acordó una pausa arancelaria de 90 días; no obstante, se mantuvieron los aranceles de 25 por ciento para automóviles que no llegan a través del Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y los de 50 por ciento al acero, aluminio y cobre.
Ante ello, analistas señalaron que se logró un “respiro comercial” para el país, pero aún hay una dinámica del presidente Donald Trump “de usar la incertidumbre para intentar chantajear al Gobierno”.
Para Josafat Hernández, profesor investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), en entrevista con Al Mediodía con Solórzano, señaló que, esta pausa significa “un respiro comercial” para México; sin embargo, también es parte de “una política de renegociación”, de Trump para usar las amenazas arancelarias y presionar agendas que no tienen relación con decisiones económicas. “En este contexto lo que por lo menos se gana es tiempo, se gana que no haya aranceles que se iban a aplicar el 1 de noviembre y siguen los procesos todavía de discusión, de reflexión”.