Lucía Gajá entrega documental secuela del “injusto” caso de migrante recluida en EU

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A 20 años de su documental Mi vida dentro, la cineasta mexicana Lucía Gajá retoma el caso de Rosa Estela Olvera Jiménez, una migrante mexicana acusada de asesinar a un menor de edad. Un caso único resulta esta secuela de este trabajo titulado Vidas en la orilla, que muestra la forma en la que tanto familiares de Rosa como distintos colectivos lograron regresarle la libertad que se le arrebató injustamente. Vidas en la orilla compite en la Sección Oficial de Documental del 23 Festival Internacional de Cine de Morelia, que inicia actividades hoy y se inaugura mañana.

En entrevista con La Jornada, Lucía Gajá señaló cómo fue seguir el caso de Rosa Estela a lo largode tantos años de esta segunda parte: “En efecto, Vidas en la orilla es lasecuela de Mi vida dentro, y ha sido un proceso largo. En estos casi 20 años hemos mantenido contacto con Rosa Estela, una decisión de seguir documentando su vida. Su caso comenzó a tener mucha atención internacional a partir de que Mi vida adentro se vio en muchos festivales y pensé seguir registrando su historia en el sentido que nosotros estábamos exponiendo la película a lo largo de todo el mundo, mientras Rosa Estela seguía su proceso de sentencia a 99 años de prisión”.

Prejuicios por ser mexicana

Gajá es directora, escritora, productora y docente; a su ópera prima documental Mi vida dentro, se le suma Batallas íntimas, su segundo largometraje, que aborda el tema de la violencia doméstica en cinco países; ella ha sido acreedora de reconocimientos nacionales e internacionales. Su obra ha sido expuesta y proyectada en el Centro Pompidou en París y la Fundación Cartier. Es miembro del SNCA, es premio Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en el Campo de la Creación y Extensión de la Cultura, así como premio Sor Juana Inés de la Cruz, otorgados por la UNAM. Actualmente está en la posproducción de su cuarta película documental, un retrato íntimo sobre la fotógrafa Graciela Iturbide. Trabaja también en la escritura de su primer largometraje de ficción.

Gajá compartió: “siempre tuve muy claro lo que quería hacer con el caso de Rosa Estela en Mi vida dentro, lo que era una incertidumbre era qué iba a pasar en lo que se convirtió en Vidas en la orilla, aunque sí sabía que tenía ser una película donde se hablara del proceso que ella estaba llevando y todo el revuelo que causó su caso por la forma injusta en la que fue dada su sentencia, llena de prejuicios por ser mexicana y eso esta vez tenía que ser una película que la acompañara en todo este proceso. Por eso la hice y ella era parte de esto, era fundamental no olvidarla al terminar el anterior documental”.

Documentar y denunciar

Aunque en la incertidumbre, sólo con su intuición Lucía Gajá poco a poco desmenuza en Vidas en la orilla la situación de Rosa Estela sin saber que fin iba a tener y la relación que mantiene con sus jóvenes hijos al no poder verlos ni tocarlos, otro de los fallos que dio el juez hace 20 años; ella explica: “el proyecto, ahora me doy cuenta, para filmar Vidas en la orilla, comienza a tomar forma por ahí de 2009 o 2010 porque empieza a ver un apoyo importante para reabrir su caso, para entablar un nuevo juicio. Legalmente hablando empezó a ser posible hacerlo. En 2011 se consigue una nueva audiencia y en esta secuela contamos todo lo que ha pasado con Rosa después de la sentencia, la relación con sus hijos y por supuesto la reapertura del caso apelando en el estado de Texas que se realiza en 2012, en ese momento retomamos la filmación y fue hasta 2018 cuando por fin entramos a la prisión a filmar y estuvimos con ella, cada tres meses una hora y lo que hicimos hasta 2020 que llegó la pandemia.

“Al mismo tiempo estuvimos filmando a sus hijos Brenda y Emmanuel en Estados Unidos, y por supuesto, a doña Estela, mamá de Rosa aquí en Ecatepec.”

Agregó: “nunca quise desistir en el caso porque lo único cierto para el equipo era que esta película, lo que estábamos filmando y todo lo que había pasado en los recientes años, nos iba servir para seguir dando la batalla, documentando y denunciando la injusticia de la que había sido objeto con miras, ahora ya lo sé, para hacer Vidas en la orilla. Pero en principio nada fue planeado como el resultado que tuvo el caso, sólo fue seguir documentando la injusticia a la que estaba sometida. Por eso nunca tuve la idea de abandonarla de hecho aún tengo contacto con ella”.

El caso de Rosa Estela, considera Lucía Gajá: “es un ejemplo de las muchas injusticias que hay con los migrantes en el sistema judicial estadunidense. El litigio de ella es uno de los casos que se conocen, que tuvo una empatía con mucha gente y acarreó a muchas personas que le tendieron la mano y quisieron ayudarla, otros la acompañaron en todo este proceso. Eso fue muy importante porque se ayudó a una persona.

“Hay miles de casos que están en esa misma situación, que llevan muchos años en prisión acusados de delitos que nunca fueron probados ni demostrados en un juicio. Fueron culpados únicamente por ser migrantes y estar desvalidos.”

Lucía Gajá concluye “vamos al Festival Internacional de Cine de Morelia con un buen ánimo y con el compromiso de exponer la conclusión del caso de Rosa Estela, de mostrar a nuestros y nuestras protagonistas más allá de pasearnos y ganar premios con sus historias en los festivales, de eso trata Vidas en la orilla”.


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