Nueva York y Washington. La Casa Blanca proclamó que ésta es la “semana anticomunista”, como parte de una respuesta a los triunfos electorales de socialistas democráticos la semana pasada, con lo que agregó un nuevo “enemigo” a una lista que ya incluye a inmigrantes y narcotraficantes, todos calificados de “amenazas” a la seguridad nacional del país.
Al parecer, Estados Unidos está rodeado de amenazas internas y externas, de acuerdo con la visión de la Casa Blanca y sus aliados en la legislatura y en los gobiernos estatales.
“Esta semana, nuestra nación observa la semana anticomunista, un recuerdo solemne de la devastación causada por una de las ideologías más destructivas de la historia”, de acuerdo con la proclama presidencial.
En el texto, la presidencia enfatizó que “el comunismo ha generado destrucción sobre naciones y almas” y causado más de 100 millones de muertes por “regímenes que buscaron borrar la fe, suprimir la libertad y destruir la prosperidad… Al honrar su memoria, renovamos nuestra promesa nacional de mantenernos firmes contra él”.
Advirtió que “nuevas voces repiten ahora viejas mentiras, vistiéndolas en el lenguaje de ‘justicia social’ y ‘socialismo democrático’, pero su mensaje es el mismo: rinde tu libertad, pon tu confianza en el poder del gobierno e intercambia la promesa de la prosperidad para la comodidad vacía del control. América rechaza esta doctrina del mal”.
De acuerdo con la visión del presidente Donald Trump, el comunismo ya no viene desde afuera, sino de adentro del país.
El mandatario ha insistido en llamar “comunista” al socialista democrático Zohran Mamdani, el alcalde electo de Nueva York. No se sabe si el jefe de la Casa Blanca y sus aliados entienden la diferencia en las definiciones, pero al elevar esto a una proclama oficial y declarar una semana dedicada a combatir esa corriente seguramente sorprende a muchos –incluídos comunistas– de que el país regresó a la guerra fría tres décadas después de su conclusión.
Para el magnate hay varias amenazas más, que justifican las redadas y envío de agentes federales enmascarados y armados, hasta tropas a varias ciudades, ya que los inmigrantes indocumentados –la población más vulnerable y menos protegida del país– son declarados por la Casa Blanca como un peligro a la seguridad nacional. Con ello, además de las dramáticas acciones en las calles, escuelas, jardines de niños, hospitales y frente a tribunales de familias, menores de edad y trabajadores, todos bajo la justificación de que se persigue a “criminales peligrosos” y “lo peor de lo peor”, se encarcela a un número sin precedente de extranjeros.
Según el Migration Policy Institute (MPI), el número de inmigrantes detenidos ha llegado a los niveles más altos en la historia del país en los primeros 10 meses del gobierno de Trump y se ha triplicado el presupuesto federal anual para estos propósitos, y llegando así al “sistema de detención de extranjeros sin documentos más grande del mundo”.
De los 39 mil detenidos bajo custodia del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) al retornar Trump a la Casa Blanca, ese número se incrementó a un récord de 61 mil a finales de agosto y se calcula que llegará a 107 mil para enero de 2026. La estancia promedio de un encarcelado es de 44 días, reporta el MPI.
Washington no ve enemigos sólo dentro del país. El Pentágono desplegó la fuerza naval más grande en el Caribe en décadas con la justificación de combatir la amenaza del narcotráfico, bajo la cual se han lanzado 19 ataques en esa región y en el Pacífico matando a por lo menos 76 personas, a las que acusó –sin evidencia– como traficantes de cárteles sudamericanos.
En su lucha doméstica, el gobierno de Trump ha declarado que los demócratas están bajo control de una “izquierda radical” dedicada a la destrucción del país. Para el magnate y sus aliados, la estrategia de “rescate” del país incluye reducir impuestos para los más ricos y cortar la asistencia alimenticia y de salud para los más pobres.
La lucha contra estas amenazas externas e internas fue resumido así por el senador republicano y aliado leal de Trump Lindsey Graham en un discurso reciente: “Matamos a la gente correcta y recortamos tus impuestos”.