Carey Mulligan, un sueño en cámara lenta

Ha sido ominada en dos ocasiones con An Education y Promising Young Woman, y ahora Carey Mulligan es la nueva “promesa” del Oscar como Mejor Actriz, compitiendo de la mano de Bradley Cooper, con Maestro. Y en base a la verdadera historia de amor del conductor de orquesta de música clásica Leonard Bernstein, ella justamente interpreta a la fiel esposa que de a poco se va a enterando de las infidelidades de alguien que le gustaban los hombres tanto como la música clásica.

¿Es verdad que te hicieron un favor al estrenar Maestro en medio de la huelga de actores pues no te gusta verte en pantalla?

(Risas) Es cierto, pero al menos una vez las veo, no lo puedo evitar, pero, no me encanta. Me pongo muy nerviosa, en especial cuando muestran las primeras escenas que filmo, dudo sobre la perfección de alguna actuación. Y a mí, me encantaría esconderme sin que me vean.

¿Cuál otra de tus películas nunca viste?

Otra que nunca vi terminada fue Drive porque se estrenó en la época que tuve que filmar Gatsby. Es más, me acuerdo que estaba en un avión cuando traté de ver Drive y me dio vergüenza cuando una azafata se dio cuenta que yo me estaba mirando. Me puse a ver algo más.

 

 

¿Te das cuenta que si la gente hiciera lo mismo jamás te hubieran nominado al Oscar con An Education o Promising Young Woman y ahora con Maestro?

Es algo que tengo en cuenta al momento de elegir un guion. Cuando los leo y me imagino que puedo verla en el cine con otra actriz, los evito, prefiero no hacerla, las dejo pasar. Y trato de buscar aquellas historias donde sólo pueda imaginarme como esa persona que describen en la historia.

¿No imaginabas la posibilidad de una nueva nominación al Oscar, al momento en que Bradley te llamó para protagonizar Maestro con él?

Con Bradley (Cooper) hacía tiempo que habíamos empezado a hablar, en 2018, cuando me ofreció ser parte de Maestro. Y nos reunimos después al año siguiente, en Filadelfia, para leer el guion juntos. Cada vez que yo estaba por Los Ángeles, nos encontrábamos en la casa de Bradley, para leerlo una y otra vez. Maestro fue como vivir un sueño en cámara lenta. Pero el instinto del actor pasa más por tratar de lograr una actuación auténtica, aunque en este caso tenía que ver con una persona real donde podía llegar a encontrarme adentro del estudio, con los verdaderos hijos. Ése era mi peor miedo.

Luego que hablaron de la producción durante tanto tiempo, ¿en qué momento se dieron cuenta que tenían la suficiente química para mostrar en el cine que son marido y mujer?

Creo que fue de pasar seis días seguidos con un grupo de trabajo, donde por primera vez pasamos tanto tiempo juntos.

¿Fuiste testigo de la transformación física de Bradley en Bernstein?

Sí, fue algo increíble. Pero es lo que también fui viendo de a poco, después de vernos en Los Ángeles o Nueva York, a lo largo de estos años, mucho antes de filmar, estando yo en mi casa, en Inglaterra, Bradley me llamaba por videoconferencia maquillado como Bernstein. Y eso había sido tres años antes del rodaje. Fue cuando él estaba probando un nuevo maquillaje, para ilustrar la época más joven. Y después, en cada encuentro, fue agregando más y más. El progreso de las pruebas de maquillaje que hicieron a lo largo del tiempo, además del cambio de voz, era emocionante.

¿Y al momento de filmar fue complicado tener a Bradley Cooper como actor, cuando se ponía también el sombrero de director?

Por mi lado yo estaba contenta de tener un solo sombrero (risas). Te aseguro que nunca me vas a ver con dos sombreros. Es gracioso, porque hubo días en que pude haberlo visto muy cansado por haber estado trabajando hasta las dos de la mañana del día anterior, además del tiempo que le tomaba convertirse en Bernstein, después de cinco horas de maquillaje. Pero era una maravilla verlo disfrutar tanto el proceso para contar esta historia. Era energizante estar con él. El esfuerzo que puso fue tremendo y no se le notaba. Se tomaba un segundo para actuar, sin intimidar al momento de dirigir. Te diría que al menos a mí, me dirigió con su propia actuación. Eso fue lo mejor, porque conmigo lograba una buena respuesta al actuar tan bien representando, por todo lo que había hecho para convertirse en Leonard Bernstein.

Así como Bradley Cooper se transformó físicamente, ¿cuál fue tu preparación en términos de investigación sobre la verdadera historia del director de orquesta?

Durante la pandemia tuve algunas videoconferencias con los hijos. Sentí una bendición poder interpretar a la madre. Me acuerdo la primera vez que nos vimos por Zoom, me senté con mi libreta, lista para escribir y cuando empezaron a hablar, la videoconferencia se cortaba, así que dejé de anotar, para absorberlo todo, sin tomar ninguna nota. Pero en esas conversaciones, me pareció que entre ellos, en la familia, tenían un lenguaje secreto, como una broma interna de tradiciones, con una familia que amaba a sus padres, aunque en la historia también podemos conocer mucho más sobre ellos.

¿Todos los encuentros fueron por videoconferencia?

También viajé a Chile, a conocer al resto de la familia que vive en Santiago. El sobrino incluso me hizo un tour de tres días y conocí a toda la familia, que es enorme. Tuve suerte de conocer al cuñado que estaba en Italia, en la época en que estaban escribiendo sobre el mundo privado de Leonard Bernstein, en medio de unas entrevistas. Y tuve acceso a unas grabaciones increíbles. También fui a la casa de uno de los familiares donde había pinturas de ella. Y me sentí incluida, con ganas de sentarme a la mesa con ellos, como si fuera parte de la familia.

¿Es verdad que la historia la escribió la hija, incluyendo las partes donde muestra que el padre era gay?

Tengo entendido que al momento de escribir, la hija les había mostrado todo, con el poder de vetar cualquier parte que Jamie había escrito en el libro. Les mostró cada capítulo a medida que lo iba escribiendo y si había algo que no les gustaba, ella hubiera podido quitarlo, pero no lo hizo.

¿Y en qué medida colaboró con ustedes la hija de Leonard Bernstein durante el rodaje?

Fue lo mejor que tuvimos, la escena de la pelea, sentados en la piscina, creo que todos tuvimos una pelea como la que tienen en el Día de Acción de Gracias. Tuvieron un matrimonio muy difícil, aunque otras veces se vea maravilloso, tratando de mantener esta increíble historia de amor. Y cada vez que fuimos con la hija a alguna proyección, ella también siempre demostró ese mismo amor por los padres, llevando sus manos al corazón. Y supongo que es el mejor premio que se merece la familia Bernstein.