El féretro de Isabel II llegó al Parlamento británico para un multitudinario adiós en Londres

El féretro de Isabel II llegó a la sede del Parlamento británico, proveniente del Palacio de Buckingham, su morada durante más de siete décadas, para un multitudinario homenaje en Londres que será la última etapa de su largo adiós antes del funeral y entierro previstos para el 19 de septiembre.

La comitiva que acompaña el féretro, cubierto con el estandarte real sobre el que reposan flores y la corona imperial, había salido a las 14 locales (10 de Argentina) desde Buckingham rumbo a la capilla ardiente.

El ataúd, colocado sobre un soporte metálico tirado por caballos, recorrió unas abarrotadas calles de Londres, seguido a pie por Carlos III y sus hermanos Ana, Eduardo y Andrés, además de los hijos del nuevo monarca, Guillermo y Enrique, juntos justo detrás de su padre.

Una multitud de personas en silencio vieron pasar el cortejo tras horas de espera, con la esperanza de ver brevemente el ataúd de la difunta monarca

En las afueras de Westminster, una multitud de personas en silencio vieron pasar el cortejo tras horas de espera, con la esperanza de ver brevemente el ataúd de la difunta monarca, ilustra el servicio público de noticias británico BBC en su web.

Poco antes de que el féretro ingresara en la sede del Parlamento, rompieron en aplausos, con silbidos y gritos, mientras se escuchaban disparos del saludo de armas.

Los aplausos se detuvieron cuando se hicieron llamadas militares, antes de que sacaran el ataúd de su carruaje.

El cortejo estaba acompañado por una banda de la Guardia Escocesa y la banda de la Guardia de Granaderos que interpretaron las marchas fúnebres de Beethoven, Mendelssohn y Chopin, el tercer movimiento de su Sonata para piano nº 2, que sonó ya en los funerales del presidente estadounidense John F. Kennedy, y de los primeros ministros británicos Winston Churchill y Margaret Thatcher.

El recorrido de 38 minutos y unos 15 kilómetros estuvo acompañado cada sesenta segundos por un disparo de cañón desde Hyde Park y por el repique de campanas del Big Ben en homenaje a la soberana más longeva del Reino Unido.

«Es un acontecimiento histórico y ya que hemos tenido la oportunidad de venir a Londres, que mejor que ver todo esto», aseguró Cristina García, una turista española de 44 años, a quien le tocó ver los homenajes a la reina durante un viaje ya previsto previamente junto a sus amigas, citada por la agencia de noticias AFP.

La capilla ardiente de Isabel II, fallecida el jueves a los 96 años, abrirá sus puertas a las 17 (13 de Argentina) en Westminster Hall, donde los ciudadanos podrán darle su último adiós hasta el funeral y entierro previstos el 19 de septiembre.

Los medios británicos estimaban que unos 750.000 ciudadanos esperarán pacientemente para despedirse de la reina en las colas que se extenderán a lo largo de unos 10 kilómetros a orillas del río Támesis, día y noche hasta el 18 de septiembre.

A primera hora de este jueves varios de esos miles amanecieron con mantas, sillas, tiendas de campaña e impermeables, señales de que pasaron allí la noche.

En la víspera, miles de personas desafiaron la lluvia para recibir con aplausos y las luces de sus celulares la llegada del féretro a Buckingham.

Entre el martes y el lunes más de 33.000 personas pasaron por la primera capilla ardiente instalada en Edimburgo, capital de Escocia.

Las autoridades pidieron a la gente en Londres que vista «de manera apropiada» y advirtieron que la espera podría durar horas, incluso toda una noche.

El público solo podrá ingresar en la capilla ardiente con una pequeña mochila, pero sin agua ni comida.

Con hoteles completos y negocios abarrotados, la capital británica se prepara para el multitudinario homenaje popular que terminará el próximo domingo, antes del «funeral del siglo» en la Abadía de Westminster previsto para el día siguiente.

El recorrido de 38 minutos y unos 15 kilómetros estuvo acompañado cada sesenta segundos por un disparo de cañón desde Hyde Park

Más de 100 dignatarios y otras personalidades deben asistir, entre ellos, el presidente estadounidense, Joe Biden; el rey de España, Felipe VI, y su padre Juan Carlos I; o el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, anunció una fuente gubernamental.

Los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y Nicaragua, Daniel Ortega, no fueron invitados al funeral, afirmó una fuente gubernamental a la agencia de noticias británica Press Association, sumándose a otros como el líder ruso Vladimir Putin y su homólogo bielorruso Alexandr Lukashenko.

El entierro de la soberana que vio pasar a 15 primeros ministros -desde Winston Churchill, nacido en 1874 y la actual, Liz Truss, nacida en 1975- tendrá lugar el mismo día en el Castillo de Windsor en una ceremonia privada, confirmando el fin de una era.

Mientras tanto, el rey Carlos III se instala en el poder, pero sus primeros pasos no están exentos de polémica como ocurrió durante su visita el martes a Irlanda del Norte, en el marco de una gira por las naciones del Reino Unido que finalizará el viernes en Gales.

Las imágenes difundidas mostraron al nuevo rey enfadado con una pluma utilizada para firmar en el libro de honor que parece perder tinta.  «¡Oh, dios, lo odio! (…) No puedo soportar esa maldita cosa», dijo el monarca, reputado por su carácter caprichoso.