Ciudad de México. El Estadio GNP Seguros, conocido popularmente como Foro Sol, fue el escenario de una velada monumental en la historia del heavy metal. Metallica, legendaria banda de San Francisco, reafirmó su estatus como pilar indiscutible del género.
Durante más de dos horas, cuatro jinetes –James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammett y Robert Trujillo– guiaron a miles de fanáticos en un recorrido musical que abarcó más de cuatro décadas de carrera.
Desde temprano, la euforia comenzó a apoderarse de los alrededores del recinto. El ambiente vibraba con la presencia de camisetas negras que ostentaban el clásico logo de Metallica, parches de discos icónicos como Master of Puppets y Ride the Lightning, mientras mares de fanáticos levantaban sus manos con el característico «cuernos arriba», señal de lo que estaba por venir.
Las bandas teloneras Mammoth WVH y Greta Van Fleet tomaron el escenario, pero fue a las 21:15 horas cuando “el verdadero espectáculo comenzó”.
El concierto comenzó con Creeping death, que desató ovaciones ensordecedoras. Al lanzar los primeros acordes, Hetfield provocó explosiones de velocidad y furia.
La conexión del cuarteto estadunidense con sus seguidores es innegable. Desde su primera visita a México en 1993 para dar a conocer su álbum homónimo, conocido como Black Album, la agrupación cultivó una relación especial con los melómanos mexicanos.
Luego de siete años de ausencia, el grupo arribó a la capital mexicana para presentar su producción más reciente, 72 Seasons, a través de un repertorio tanto clásico como renovado.
Uno de los momentos más épicos llegó con la interpretación de Sad but true. La banda, bajo una iluminación tenue, ofreció versiones cargadas de nostalgia. El vocalista, con su característico tono rasposo pero lleno de sentimiento, creó una atmósfera íntima en medio de la masiva congregación.
Leper messiah desató uno de los primeros grandes «muros de choque», mientras Nothing else matters resonó como himno generacional, con miles de voces unidas en un poderoso coro.
En la penumbra del recinto, los celulares y encendedores se alzaron al compás, como si fueran pequeñas luciérnagas meneándose sobre el horizonte.
Con la entrada de Fight fire with fire, la energía se disparó nuevamente. La canción provocó una explosión de adrenalina que recorrió todo el estadio. Las guitarras de Hammett y Hetfield sonaron precisas, en tanto el bajo de Trujillo rugía con fuerza imparable.
Hetfield logró que los espectadores se sintieran parte de una gran familia metalera. En cada pausa entre canciones, lanzaba comentarios que fortalecían esa conexión, como “Bienvenidos hermanos. Es un gusto volver a verlos”.
Contra todo pronóstico, el cielo se mantuvo despejado y jugó a favor de la multitud metalera, que se llevaron una sorpresa: el bajista y guitarrista interpretaron en español La Chona, tema representativo de Los Tucanes de Tijuana.
El cierre del concierto fue apoteósico: Master of Puppets colocó el broche dorado a una actuación que dejó a sus seguidores sonriendo de satisfacción y con la garganta desgarrada de tanto gritar. Tras despedirse, Hetfield prometió regresar pronto, y aunque los asistentes (en su mayoría jóvenes) se resistían a abandonar el lugar, sabían que habían presenciado algo verdaderamente excepcional.
Al salir, los rostros cansados pero felices de los fanáticos lo decían todo. Fue una noche de poder, velocidad y, sobre todo, de pasión.
Además de los conciertos programados para los días 22, 27 y 29 de septiembre en el mismo foro, Metallica organizó actividades adicionales en la capital mexicana, como la presentación editorial de The Black Album in Black & White, escrito por Ross Halfin. También se llevarán a cabo proyecciones especiales en salas de cines de Cinemex, el 25 y 28 del mismo mes, en homenaje al legendario bajista Cliff Burton.
La intensidad del anochecer y el fervor de los fanáticos solidificaron aún más el legado de Metallica, mientras la banda continúa conquistando a melómanos y escenarios en todo el mundo. Las próximas presentaciones no sólo celebran su música, sino también a la comunidad metalera que ha crecido y evolucionado a lo largo de los años. ¡La leyenda sigue viva!