Ucrania; espíritu emprendedor imparable pese a bombardeos

LEÓPOLIS, Ucrania.— Oksana Dudyk examinó una pequeña selección de plantas ornamentales en las estanterías de su nueva florería, recién inaugurada en esta ciudad de la frontera occidental de Ucrania. Su mirada se posó en la flor perfecta para un nuevo cliente: prímulas de color fucsia, vivas y exuberantes, ideales para alegrar un rincón austero.

Caía la tarde y las flores eran su décima venta del día. Sin embargo, eso no es más que un milagro para Dudyk, que abrió la tienda con sus últimos ahorros tras huir de su ciudad natal, Mariúpol, ahora diezmada, bajo una lluvia de misiles rusos. Su marido, que se alistó en el ejército ucraniano tras la invasión, fue capturado por las fuerzas rusas en mayo y no sabe nada de él desde entonces.

Estas flores me ayudan a salir adelante”, comentó Dudyk, de 55 años.

Dudyk, quien antes de la guerra trabajaba como ingeniera de la construcción y ayudaba a diseñar y construir escuelas, aseguró que nunca había imaginado que un día vendería flores para sobrevivir.

Me aportan alegría y también ayudan a los clientes, creando un ambiente positivo en esta guerra incomprensible”, afirmó.

Dudyk es una entre los miles de ucranianos que están recogiendo los pedazos de sus vidas destrozadas e intentan empezar de nuevo, muchos de ellos están creando pequeños negocios que esperan que les aporten a sí mismos y a sus nuevas comunidades un nuevo propósito.

La invasión rusa ha animado a mucha gente a levantarse y empezar a construir nuevos negocios”, señaló Andriy Sadovyi, alcalde de Leópolis, ciudad que se ha convertido en un lugar de acogida para las personas que huyen del este devastado por la guerra.

El gobierno está fomentando este espíritu empresarial al ofrecer subvenciones, préstamos a interés cero y otras ayudas financieras para las pequeñas empresas. “Ucrania permanecerá inquebrantable”, declaró Sadovyi, y gran parte de ello implica “garantizar que la economía se desarrolle y prospere”.

Los cimientos son colocados por personas como Serhii Stoian, de 31 años, un exprofesor de matemáticas que abrió en Leópolis una pequeña tienda donde vende café y pasteles tras huir de un trabajo en Bucha, la ciudad ahora tristemente famosa por las escenas de civiles desarmados asesinados por soldados rusos. La cafetería, llamada Kiit, en honor a su gato desaparecido, tuvo dificultades en sus inicios, pero el negocio ahora avanza tan rápido que está abriendo otra cafetería en Leópolis y planea una tercera en Kiev.

Llegamos aquí con 500 dólares en el bolsillo”, relató Stoian, que ahora emplea a cuatro personas y trabaja con un amigo que se convirtió en socio. “Cuando empezamos, prometimos pagar al propietario en dos meses. Pudimos pagarle en solo dos semanas”.

Stoian había soñado con abrir su propia cafetería, pero nunca lo hizo, por miedo al fracaso. Como actividad paralela a la enseñanza, gestionaba un canal de cocina en YouTube en Ucrania llamado Hungry Guy Recipes que tiene casi 700 mil seguidores.

Aunque se siente animado por el éxito, sigue lidiando con el dolor de los asesinatos sin sentido de personas que conocía en Bucha y la pérdida de su querido gato, al que sus vecinos dejaron atrás al huir de los bombardeos.

Nombrar la cafetería en su memoria me ayuda a seguir adelante”, afirmó.